Nuestro modelo de desarrollo actual se basa en un sistema de productos con un ciclo de vida que completamente lineal, un mercado que anima y alimenta el consumo con bienes rápidos, baratos y de rápido desecho, un desecho que suele ser irresponsable e incorrecto, lo que conlleva otra serie de consecuencias negativas para el medioambiente además del gasto ingente de recursos naturales para producir dichos bienes en primer lugar.
Por suerte contamos con un modelo de desarrollo más sostenible y, por tanto, eficiente y respetuoso con el medioambiente, un sistema con un catálogo de bienes con un ciclo de vida circular y cuyo pilar principal es el reciclaje. En esta ocasión indagaremos en ciertos proyectos tecnológicos y científicos que elevan el concepto del reciclaje hasta nuevas alturas.
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Bioplástico de aguacate
Como ya sabrás, el aguacate es uno de esos alimentos que han ido cobrando fama con el paso de los últimos años gracias a la globalización, determinadas modas y tendencias culinarias, las redes sociales y el auge de modelos de alimentación veganos que prescinden por completo de cualquier alimento de origen animal.
El aguacate, la estrella de Instagram y protagonista de centenares de artículos dedicados a los «millennials», es también conocido por el famoso hueso que ocupa gran parte de su interior; una semilla que si no se quita con cuidado, puede llevar a más de uno a la sala de urgencias del hospital más cercano.
Sin embargo, puede que te sorprenda el hecho de que dichas semillas de aguacate, gracias al reciclaje, pueden servir para mucho más que simplemente tirarlas al contenedor adecuado o plantarlas con la esperanza de obtener fruto. Y es que Scott Munguía, ingeniero químico mexicano, descubrió hace unos años —mientras aún estudiaba en el Instituto Tecnológico y de Estudios superiores de Monterrey— un biopolímero a partir de las semillas del aguacate.
Munguía, que siempre se había especializado en la tecnología de bioplásticos —estrechamente relacionada con el reciclaje y su objetivo de reducir los residuos—, consiguió fundar su propia empresa a raíz del descubrimiento de dicho biopolímero, BioFase. Esta empresa se dedica en la actualidad a desarrollar y producir resinas a partir de las semillas del aguacate, amén de elaborar cubiertos biodegradables y actuar como laboratorio y lanzadera de otras ideas relacionadas con el reciclaje y la sostenibilidad.
Laser food (etiquetado láser de alimentos)
Seguro que las pequeñas etiquetas que se adhieren a la fruta para informar de su procedencia y de su correcta calidad no te son desconocidas ¿quién no la ha despegado y ha sufrido horrores para deshacerse de ella al quedarse adherida a sus propios dedos? Pues estos pequeños adhesivos no son tan inocentes como parecen, y suponen un residuo muy complicado de reciclar y, por tanto, peligroso para el medioambiente.
Por suerte, la empresa de origen español Laser Food ha desarrollado un modo de etiquetar las frutas sin ningún tipo de pegatina. Para ello utilizan una avanzada tecnología láser que, gracias a una potente luz, modifica los pigmentos de la piel de la fruta en un patrón deseado.
EcoDry (váter ecológico)
En el caso del váter ecológico EcoDry, el reciclaje también pasará a ser cosa de tus propios residuos. Este váter de compostaje apuesta por separar la orina de los residuos sólidos para evitar el mal olor, utilizar los residuos líquidos para nutrir plantas al mezclarse con agua y poder secar por completo los sólidos para utilizarse como abono natural.
Con EcoDry, además de reciclar al máximo los residuos humanos, también es posible reducir el consumo de agua, ya que su cisterna solo emplea desde 0,3 litros hasta 2,5, en comparación con los seis de la cisterna tradicional.
Gafas de café (Ochis Coffee)
Por último hablaremos de Ochis Coffee, unas gafas biodegradables fabricadas literalmente con residuos de café, lino y un pegamento natural a partir de aceite de soja. Como en el caso de los aguacates, Gavrilenko —la mente detrás de estas gafas— también obtuvo un biopolímero.
Una vez descompuestas, estas gafas se convierten en fertilizante para plantas gracias a la ausencia completa de cualquier traza de petróleo.
Como ves, el ingenio humano continúa desarrollando decenas de formas revolucionarias de reciclar los más insospechados residuos no solo para ayudar al medioambiente, sino además para producir nuevos productos mucho más atractivos si cabe.